Por: Willmary Montilla • Con info de EFE.

Amazonía boliviana atraviesa las inclemencias del hambre y el veneno

La selva boliviana atraviesa una crisis originada por un enemigo invisible: el mercurio. 
 

Actualización
Las comunidades Esse Eja y Tacana de la Amazonía boliviana son las más afectadas. Foto: EFE
Las comunidades Esse Eja y Tacana de la Amazonía boliviana son las más afectadas. Foto: EFE

La selva boliviana atraviesa una crisis originada por un enemigo invisible: el mercurio. 
 

Las comunidades Esse Eja y Tacana de la Amazonía boliviana enfrentan las afecciones del hambre debido a un enemigo invisible: el mercurio. Este metal ha contaminado las aguas del río Beni y los peces del agua, la alimentación base de las etnias. 

“La verdad estamos preocupados, la contaminación nos afecta a nosotros como personas, a los animales y a los peces que viven en el agua”, precisó Saúl Vargas, líder de la comunidad Tacana de Loreto. 

La voz de Vargas, de 37 años, resuena con desesperación y rabia. Describe los efectos devastadores que el mercurio tiene en su comunidad: dolores de cabeza, vómitos, diarreas y temblores. “Esto viene desde los años ochenta, pero ahora es peor. Como pueden ver, ahí trabajan los mineros”, denunció.

Las comunidades indígenas no tienen otra opción que seguir pescando en el río contaminado. “Todos los días se van al río. Es nuestra costumbre, vivir de la pesca”, explica Vargas. Sin embargo, esa costumbre, antes símbolo de identidad y sustento, ahora representa un riesgo diario para su salud.

Oscar Campanini, director del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), confirma la gravedad de la situación. “Hay al menos dieciocho comunidades afectadas alrededor del río Beni. En dos de ellas, donde el consumo de pescado es altísimo, el impacto es mayor”, señala.

El problema no solo se limita a los seres humanos. Las aves que beben de estas aguas y los peces que nadan en ellas están también contaminados. “El medio ambiente queda completamente afectado”, advierte.

Para Borja Peralta, presidente de la comunidad indígena Esse Eja en Enechiquia, la situación es desoladora. “Todos los peces están contaminados, pero no tenemos otra opción”, dice, refiriéndose al mercurio que impregna las aguas del río. La falta de alternativas agrava la crisis alimentaria, forzando a estas comunidades a depender de lo poco que tienen, incluso si está contaminado.

 


 

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