Por: Mary Mora Escamilla • Bolivia.com

"Los bebés nacen enfermos": El lento 'envenenamiento' de los indígenas por mercurio en Bolivia

El vertido descontrolado de estos residuos crea corrientes tóxicas en los sistemas fluviales de Bolivia que afectan la salud de las comunidades que viven cerca.

Esta actividad minera afecta el alimento de cultivo y la pesca. Foto: Shutterstock
Esta actividad minera afecta el alimento de cultivo y la pesca. Foto: Shutterstock

El vertido descontrolado de estos residuos crea corrientes tóxicas en los sistemas fluviales de Bolivia que afectan la salud de las comunidades que viven cerca.

Comunidades indígenas están sufriendo las consecuencias de las actividades mineras (junto con el uso del mercurio para amalgamar este metal) en sus alimentos de cultivo y pesca de afluentes de la Amazonía boliviana.

El mercurio es utilizado en proyectos mineros de la cordillera de los Andes y en las dragas que extraen el oro de los sedimentos del fondo de los canales. El vertido descontrolado de estos residuos crea corrientes tóxicas en los sistemas fluviales de Bolivia.

Los aldeanos de Eyiyo Quibo, a orillas del río Beni, en el norte de Bolivia, han sido testigos de las múltiples enfermedades ocasionadas por estos "residuos mineros".

Fiebre, dolor de cabeza y de cuerpo, vómito, diarrea, pérdida de memoria y cansancio, e incluso en los más pequeños muestran signos de retraso de su desarrollo cognitivo, son apenas algunos padecimientos que tienen que vivir las personas, desde muy corta edad hasta los mayores.

"No sabemos con certeza qué causa estas enfermedades", manifestó el líder de la comunidad, Oscar Lurici, para el portal 'La Lista'. "Estamos comenzando a pensar que todo esto se debe a la contaminación del agua por el mercurio que se encuentra en los residuos mineros".

Desde hace muchos años, Bolivia ha sido duramente criticada por usar mercurio en la minería del oro a pequeña escala, y cada vez existen más pruebas de los efectos que están dejando estos "residuos" en la salud de las comunidades pobres.

Al ver el ingreso masivo de empresas (que inicialmente eran nacionales), a partir de la década de los 90, los indígenas decidieron convertirse en mineros. Poco a poco las comunidades nativas se transformaron en cooperativistas dado que, según la normativa minera, solo así podrían explotar el oro.

Ante esto, en los últimos siete años se ha intensificado la presencia de las dragas, principalmente, de propiedad extranjera. Un ejemplo es el territorio indígena leco, por el río Kaka, a diferencia de otros en la Amazonía, tiene una larga trayectoria minera. Según historiadores, esta actividad ya se practicaba antes de la Colonia y, tras la fundación de la República, empezó a ser combinada con la extracción rústica de la pesca y la caza.

Esta actividad minera afecta el alimento de cultivo y la pesca. Según un estudio en el Amazonas brasileño, publicado por el International Journal of Environmental Research and Public Health en 2020, los investigadores descubrieron que el pescado estaba siendo contaminado con mercurio, provocando el aumento de esta toxicidad en la población indígena. Esto podría explicar algunas de las enfermedades existentes en comunidades.

En 2019, representantes de la organización boliviana de voluntarios Reacción Climática, tomaron muestras de las comunidades Eyiyo Quibo y Portachuelo, para un estudio con el fin de evaluar los niveles de mercurio en las personas que viven cerca de las pequeñas minas en cuatro países latinoamericanos: Brasil, Venezuela, Colombia y Bolivia. Los resultados provocaron alarmas a nivel internacional. 

Por ahora, la importación, venta, uso y reexportación de mercurio en Bolivia sigue dándose de una forma descontrolada, y sus fluviales "siguen siendo envenenadas" por la actividad minera del oro, cuyas aguas llegan a algunas de las regiones que cuentan con mayor biodiversidad del mundo, donde la actividad minera invade los hogares de un número incalculable de indígenas.