Negocios bolivianos golpeados por la covid alientan vacunación para resurgir
Varios negocios han explorado alternativas para motivar a la población a inmunizarse contra la COVID-19 a través de incentivos para quienes presenten su carnet de vacunación.
Varios negocios han explorado alternativas para motivar a la población a inmunizarse contra la COVID-19 a través de incentivos para quienes presenten su carnet de vacunación.
La crisis por la pandemia ha obligado a varios negocios en Bolivia a explorar alternativas para que la relación entre salud y economía no sea excluyente, a través del fomento de la vacunación contra la covid-19 y una recompensa en especie a esa acción.
Si presentas el carné de vacunación "te preparo el café más rico del mundo" gratis, "te regalamos un helado" o tienes un "descuento del 50 %" en el sauna, son algunas de las estrategias para sacar del pozo a varios emprendimientos y fomentar una vuelta a la normalidad lo más rápido que se pueda.
Esto se combina con gestiones como la de la Cámara de Empresarios Gastronómicos de La Paz (Cadeg) que ha dado vía a la vacunación de su personal, según dijo a Efe su presidente Ernesto Olivares, para mostrar a la población que se trata de un negocio "confiable" y que "no hay problema" de contagio.
Diagnóstico de un tiempo duro
Durante todo el tiempo de pandemia los ingresos del sector gastronómico son solo un tercio del total que se recaudaban en tiempos normales y tres de cada diez actividades relacionadas con el sector han cerrado, detalló Olivares.
El representante gastronómico mencionó que la dinámica ha sido de subsistencia, de un "sálvese quien pueda", por la falta de incentivos y auxilio económico en una etapa en la que los costos fijos de funcionamiento como los alquileres se han mantenido.
Solo en La Paz Cadeg aglutina unas 120 firmas y a miles de empleados, esto a su vez se alimenta de una red de proveedores muy diversa, de manera que "si se afecta el sector gastronómico se afecta a gran parte del sector productivo" del país, mencionó Olivares.
También señaló que la pandemia ha generado el "miedo a infectarse" en los clientes y que los restaurantes al ser "un negocio de confianza" tienen la obligación de articular la necesidad de subsistencia económica con la seguridad en salud.
Integrar salud y economía
Brian atiende en La Capital, un restaurante de comida rápida en La Paz en el que por la sola presentación del carné de vacunación se da de cortesía un "brownie" de chocolate algo que ayuda a "generar un poco más de ingreso", contó a Efe.
En Friends Chicken de la ciudad de Cochabamba se regala un helado a los clientes que demuestran que ya fueron vacunados, algo que según Rebeca Lora es una muestra de que la logística de la empresa "tiene que mejorar en temas de bioseguridad" para recuperar la normalidad.
También en Cochabamba, el sauna de Norma Córdoba anuncia al ingreso un "descuento del 50 %", que según dijo a Efe una de sus metas es también derribar los mitos de que quienes se vacunan "se vuelven hombres lobo" o "les ponen (un) chip" de vigilancia.
"Para nosotros es premiar esa acción a los jóvenes y a la gente que le dice sí a la vida, sí a la economía", remarcó Olivares sobre las promociones que buscan fomentar la vacunación.
La combinación entre las vacunas, las promociones y la recuperación de la economía es una de tantas nuevas estrategias que han surgido en Bolivia desde que la pandemia alteró las actividades económicas en marzo del año pasado.
La atención ha distancia, por ejemplo, ha hecho que el trabajo en internet merezca tanto rigor como el trato presencial.
Publicaciones atractivas en redes sociales, publicitar con "influencers" o "gamers", innovar con promociones o poner nombres excéntricos a una hamburguesa como "la ex" o la "tóxica", puede ser una alternativa para levantar un sector fuertemente golpeado por la pandemia.
Según datos de la Cadeg, en ciudades como La Paz de casi un millón de habitantes el sector gastronómico formal genera 150.000 empleos directos y unos 400.000 indirectos.
Hasta marzo pasado unas 3.000 empresas gastronómicas, que representan un 30 por ciento de las existentes en Bolivia, han cerrado mientras que la totalidad de las restantes han tenido que asumir medidas como la reducción de personal para mantenerse.
La caída de la facturación durante el tiempo de pandemia en el área gastronómica en el país ha sufrido una contracción de unos 44,9 millones de dólares.