La música y danzas de los yampara son ya patrimonio inmaterial

Bolivia inscribió en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la Unesco el Pujllay y el Ayarichi, músicas y danzas de la cultura Yampara, representantes de su memoria colectiva y medio privilegiado de comunicación con la naturaleza.  

Bolivia inscribió en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la Unesco el Pujllay y el Ayarichi, músicas y danzas de la cultura Yampara, representantes de su memoria colectiva y medio privilegiado de comunicación con la naturaleza.  

También hoy entraron a formar parte de esta misma lista otras siete tradiciones culturales, entre ellas el círculo de capoeira de Brasil.

Hasta el próximo viernes, el comité que elige las nuevas inscripciones del patrimonio inmaterial, a la que se presentaron 46 candidaturas este año, elegirá además a los futuros integrantes de otras dos listas, la de elementos que requieren salvaguarda urgente y la de buenas prácticas. El Pujllay y el Ayarichi son formas musicales y coreográficas que se complementan, pues el primero se ejecuta en un ritual que celebra la renovación de la vida y la abundancia traída por la época de las lluvias, y el segundo durante las fiestas dedicadas a diversos santos católicos, en la temporada seca.

Con este nuevo elemento, son ya cuatro las manifestaciones bolivianas en la lista representativa, que en 2012 introdujo la mayor fiesta de San Ignacio de Moxos, la Ichapekene Piesta, y en 2008 el carnaval de Oruro y la cosmovisión andina de los Kallawaya. Además, desde 2009 Bolivia figura en la lista del patrimonio inmaterial que precisa medidas urgentes de salvaguarda con un elemento colectivo, el de las comunidades Aymara de Bolivia, Chile y Perú.

Las tradiciones yampara, cuya ejecución moviliza un vasto conjunto de redes comunitarias que aportan bebidas y alimentos en abundancia y participantes de todas las edades, conformaban una de las 46 candidaturas presentadas este año a la lista representativa. Durante la movilización general que conllevan, los niños observan a los adultos y aprenden conocimientos y técnicas, sin su intervención directa, también mediante juegos colectivos, subrayó la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

El Pujllay lo ejecutan principalmente hombres. Sus sonidos, bailes y atuendos evocan al "Tata Pujllay", ente demoníaco y fecundo, que posee una energía desbordante, mientras un grupo de músicos toca con varias flautas y una especie de clarinete de cuerno. Los danzarines, suntuosamente vestidos como el "Tata Pujllay", giran incansablemente alrededor de un gran altar adornado con alimentos, en señal de abundancia.

El Ayarichi se baila en fiestas dedicadas a los diferentes santos católicos que rigen el orden social y cósmico y que influyen en la conservación de la vida. Los ejecutantes de este ritual son cuatro músicos-bailarines, que tocan simultáneamente una flauta de pan y un tambor, y entre dos y cuatro bailarinas.

Los trajes confeccionados artesanalmente son tejidos con suma minuciosidad hasta el más mínimo detalle. Se considera que tanto el Pujllay como el Ayarichi contribuyen a la unidad de los pueblos de cultura yampara, al ser un medio privilegiado de comunicación con la naturaleza.

Integrado por 24 países, el comité que aplica la convención de 2003 para la protección del patrimonio inmaterial se reúne en París hasta el próximo viernes, bajo la presidencia de Perú.

Los otros elementos que enriquecieron hoy la lista representativa son los "kilims" de Chiprovtsi de Bulgaria; el "lavash" armenio; el bordado de Zmijanje bosnio; el arte de fabricación y el simbolismo tradicionales del "kelaghayi" azerbaiyano; el ritual y ceremonias de la Sebeiba en el oasis argelino de Yanet y la danza ritual del tambor real burundés. EFE