Feriado religioso se desvirtúa y deja saldo de muertos al menos 9 y varios heridos

 El feriado religioso de Todos los Santos y Día de Difuntos, con la celebración de Halloween por añadidura, dejó como secuela al menos 9 muertos y cerca a medio centenar de heridos en accidentes.   

Foto: ABI
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 El feriado religioso de Todos los Santos y Día de Difuntos, con la celebración de Halloween por añadidura, dejó como secuela al menos 9 muertos y cerca a medio centenar de heridos en accidentes.   

El feriado religioso de Todos los Santos y Día de Difuntos, con la celebración de Halloween por añadidura, dejó como secuela al menos 9 muertos y cerca a medio centenar de heridos en accidentes de tráfico causados por el excesivo consumo de alcohol,  provocando la reacción de varios sectores de la población que demandan no desvirtuar el carácter religioso de estas festividades.

En el departamento de Santa Cruz, fuentes policiales reportaron que el domingo por la mañana, en el Día de Difuntos, dos vehículos chocaron de frente en la carretera a Camiri ocasionando la muerte de cinco personas. En uno de los vehículos, que invadió el carril contrario, fueron halladas botellas y latas abiertas de cerveza, por lo que la Policía deduce que sus ocupantes estaban consumiendo bebidas alcohólicas, mientras que el mismo reporte agrega que al menos 30 personas resultaron heridas en otros accidentes provocados también por el consumo de alcohol.

Otras dos personas murieron en La Paz por las mismas causas y se produjeron 61 accidentes de tráfico, según informó el director de Tránsito, Rubén Zegada, en tanto que en el departamento de Cochabamba, las autoridades policiales reportaron similar número de muertos y 20 heridos en accidentes de carretera el fin de semana. Representantes de la Iglesia Católica en Bolivia pidieron no desvirtuar la festividades religiosas de Todos los Santos y Día de Difuntos, que están consagradas a recordar a los mártires católicos, en el primer caso, y para orar por los fieles que dejaron la vida terrenal, en el segundo, pero en ningún caso es motivo para convertir estas celebraciones en un carnaval con excesos, consumo de alcohol y actos reñidos con la moral.

La festividad de Todos los Santos (1 de noviembre) es una manifestación de sincretismo religioso en Bolivia, con características propias en relación a otros países, donde se funden la liturgia católica y costumbres andinas precolombinas. Esta celebración, en el culto católico, se originó en el siglo III después de Cristo para recordar a los mártires católicos y se conmemoraba en distintas fechas pero en el siglo IX el Papa Gregorio III decidió centralizar la solemnidad de Todos los Santos el 1 de noviembre, de acuerdo a recopilaciones históricas de la Iglesia de San Pedro.

La elección de esta fecha fue una respuesta a la celebración pagana del Samhain o Año Nevo Celta, ahora llamada Halloween o Noche de Brujas, que se realizaba la noche del 31 de octubre, en la creencia de que se producía la apertura entre el mundo tangible y el de las tinieblas, y que los muertos, aún en estado de corrupción corpórea, venían a visitar a los vivos, según reflejan los antecedentes históricos.

En cuanto al Día de Difuntos, éste se originó en el Gran Monasterio de Cluny, Francia, 2 de noviembre de 998, cuando San Odilo, su quinto abad, tomó una decisión democrática al rezar los psalmi (oraciones) por el descanso de todos los muertos, no solamente por aquellos que habían pertenecido a los linajes aristocráticos europeos, sino también por los pobres.

Roma adoptó esta iniciativa en el siglo XIV y llegó a España un siglo más tarde para pasar de allí a América, donde se sincretizó con las tradiciones indígenas.

La finalidad declarada por el clero, el 2 de noviembre, es orar por los fieles que han acabado su vida terrenal, en especial por los que están en situación de purificación, es decir, en el Purgatorio.

Con respecto al sincretismo religioso, en la época de la conquista, en Latinoamérica, había un culto muy grande a la muerte, así por ejemplo, la cultura aymara dedicaba este tiempo de noviembre a recordar a sus muertos, si bien no tenían una fecha específica pero durante todo el mes dedicaba espacios para este fin, situación que siglos más tarde se mezcló con las celebraciones católicas.

El caso de Halloween tiene otro origen, pero se agregó a las costumbres bolivianas desde hace aproximadamente 15 años.

Halloween, en que principio se llamaba All Hallows Eve, significa Víspera de todos los Santos y también tiene otras denominaciones como Samhain o Noche de Brujas.

    Estados Unidos es el país más curioso a la hora de celebrar Halloween pero su origen está en Europa y está relacionado con la festividad celta de Samhain, que marcaba el final de verano, las cosechas y el comienzo del año nuevo celta.

Los celtas creían que en la festividad de Samhain las líneas que separaban el mundo de los vivos y el mundo de los muertos se estrechaban y, entonces, intentaban ahuyentar a los espíritus malignos usando trajes y máscaras de diversas características, tradición que quedó a través de los siglos, pasando de Europa a Estados Unidos a través de los inmigrantes y de allí a América del Sur, aunque desvirtuada en la mayoría de los casos, como en Bolivia, donde se desconoce su verdadero origen.

Después de estas celebraciones en Bolivia, el fin de semana, con el feriado extendido hasta el lunes, hay un empate generacional en lo que parece ser un duelo no declarado para conocer cuál de estos eventos culturales convoca a la mayor cantidad de bolivianos. Hasta antes de hace 15 años, era imposible hablar de este tipo de comparaciones porque Halloween era prácticamente invisible o tenía muy poca difusión en Bolivia, excepto las imágenes, entre divertidas y terroríficas, transportadas desde Estados Unidos a través de las películas de Hollywood.

Los niños bolivianos de hace una década y media empezaron a asumir como propias las costumbres de una tradición perteneciente a una sociedad lejana, a muchos miles de kilómetros, copiando inocentemente, con la complicidad de sus padres, los disfraces y otras características de Halloween, sin saber su significado.

En las calles de las principales ciudades de Bolivia, la noche del viernes 31 de octubre, este año, miles de niños y jóvenes salieron a divertirse disfrazados con caretas de monstruos, organizando fiestas y llenando restaurantes, confiterías y paseos urbanos donde el comercio fue inundado por compradores de disfraces y se reportaron grandes ganancias económicas.

Al día siguiente, un número también importante de personas, la mayoría mayores, siguieron las tradiciones de Todos los Santos, mientras que el domingo prosiguieron la celebración, aunque sin distinguir claramente la diferencia del Día de Difuntos con la primera, debido al sincretismo cultural que, en Bolivia, sugiere la creencia particular de que las almas llegan a la Tierra el 1 de noviembre para visitar a sus familiares y se marchan el día 2 luego de degustar panes especiales y consumir agua para su largo viaje.

El balance final, después de los tres días de festividades religiosas en 2014, deja evidencias de que ya existe una generación de bolivianos que asume Halloween como una celebración propia tranversalizada por la entretención e instalada en un ideario personal luego de una construcción mental de alrededor de 15 años, iniciada cuando eran niños, mientras que en el lado de las generaciones antiguas, persiste con la misma fuerza de antes la tradición católica sincretizada con la andina precolombina.  ABI   

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