Bolivianos en el extranjero se unen para difundir sus tradiciones folclóricas

Inmigrantes bolivianos trabajan para reivindicar en Estados Unidos la rica tradición folclórica de su país, poco conocida fuera de sus fronteras y muchas veces confundida por la de otras naciones de la región.

Bolivia.com
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Inmigrantes bolivianos trabajan para reivindicar en Estados Unidos la rica tradición folclórica de su país, poco conocida fuera de sus fronteras y muchas veces confundida por la de otras naciones de la región.

Con la participación de cientos de bailarines y músicos, las entradas folclóricas en Bolivia exhiben extraordinariamente las tradiciones y cultura de este país andino.


Una de las fiestas más famosas, "El Carnaval de Oruro", ha sido reconocida por la UNESCO como "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad".

Esta celebración religiosa que rebasa los 2.000 años de antigüedad es ahora considerada una de las fiestas culturales más importantes en Latinoamérica. Sin embargo, en el extranjero, esta rica tradición folclórica es poco conocida y muchas veces confundida por la de otros países.

Es por eso que durante los pasados tres años ha surgido una gran movilización por parte de bolivianos alrededor del mundo para reivindicar el origen de danzas como los Caporales, el Tinku y la Morenada, señaló Napoleón Gómez Silva, director de la Organización Boliviana de Defensa y Difusión del Folklore (OBDEFO) en La Paz, Bolivia.

El evento de reivindicación de la Morenada celebrado el pasado 4 de agosto atrajo la participación de 35.000 bailarines en más de 70 ciudades, 12 de ellas en Estados Unidos, indicó Gómez Silva, organizador del evento mundial.

"El objetivo es de sentar precedente internacional, de reivindicar esta danza que es 100 por ciento boliviana. A través de este proyecto también estamos tratando de unir a todos los bolivianos en el mundo", dijo.

Ninoska Nogales Sánchez, directora del ballet de danza folclórica "Somos Bolivia" en Virginia participó en esta demostración junto a otros 500 bailarines en Washington, D.C.

"Pararnos frente al Capitolio con nuestras polleras, escuchando fuerte nuestra música, fue lindo", dijo la bailarina de 34 años. "Me llena de satisfacción que los bolivianos en todo el mundo hayan podido reunirse y manifestarse artísticamente porque se ha demostrado con danza que podemos unificarnos", aseveró.

Este sentimiento lo comparte la mayoría de los bolivianos que dejaron su tierra en busca de mejores oportunidades.

La generación de jóvenes bolivianos que viven en Estados Unidos han marcado una gran diferencia en la difusión del folclore boliviano, dijo Gómez Silva.

Otra de las grandes entradas folclóricas bolivianas se realiza en Virginia donde reside la mayor población de bolivianos en Estados Unidos, según datos del censo.

El "Festival Boliviano" celebrado el pasado 1 de septiembre en Manassas, Virginia, atrajo a más de 12.000 personas entre ellos 3.120 bailarines, cuatro grupos musicales y 7.000 espectadores, según Julia García, directora de comunicaciones del Comité Pro Bolivia, la institución que organizó el evento.

"La comunidad participó más, se sentía el sentimiento, cantaban, bailaban", manifestó y agregó que piensa que "las actividades de defender nuestras danzas darán un resultado positivo".

A medida que la comunidad latina en Estados Unidos celebra el Mes de la Herencia Hispana, los bolivianos tienen la esperanza de sumar sus tradiciones folclóricas a la cultura latina en este país, dijo Nogales Sánchez.

Su ballet folclórico tiene planes de presentarse en el Smithsonian y el Kennedy Center próximamente.

"Creemos que la responsabilidad de mostrar tu cultura lejos de tus fronteras es grande porque hay mucha gente que tal vez jamás ha visto expresiones culturales o folclóricas de tu tierra y las va a conocer a través de lo que tu muestras", dijo.

El grupo "Sambos Illimani USA" en Denver, Colorado, comparte esta idea; no obstante, viviendo en la región oeste del país esta labor es más difícil, como señaló su representante Rodrigo Fernández.

"Aquí a la gente le intriga mucho nuestras danzas y trajes" y "para mi es importante mostrar de donde yo he venido porque muchos no conocen Bolivia, en realidad, y lastimosamente la confunden. Nuestras danzas son siempre imitadas pero nunca igualadas", dijo este joven de 24 años.

Fernández, al igual que otros jóvenes latinos creció inmerso en la cultura estadounidense, sin embargo, nunca se alejó de sus raíces bolivianas gracias al esfuerzo de su familia y a su participación en Sambos.

Su madre, Gladys Fernández, fue una de las fundadoras de la fraternidad Sambos Caporales en Bolivia y a sus 60 años continúa bailando e inculcando a sus hijos el amor por el folclore boliviano.

"Yo voy a seguir bailando hasta que me muera", dijo sonriente y añadió "seguiré fomentando el folclore para que mis hijos sigan bailando".

Sambos Illimani USA también participó en los eventos de reivindicación de danzas bolivianas realizando un gran espectáculo en el 2010 en Denver para el "Evento Mundial de Caporales".

El Caporal surgió como una danza mestiza que satirizaba a los capataces de los esclavos negros. La música es una mezcla de ritmos de saya, tundique y música aymara, interpretadas con instrumentos nativos como la zampoña y el charango.

"Mucha gente piensa de que se baila por bailar, otros piensan de que se baila como un pasatiempo pero eso no es así. Es algo que lo llevamos en la sangre, es parte de mi fe (a la Virgen del Socavón)", señaló Marco Fernández, fundador del grupo.

"La participación de la juventud es trascendental para seguir manteniendo viva nuestra cultura y se continúe con el trabajo de la defensa y difusión del folclore boliviano a nivel nacional e internacional", detalló Gómez Silva.

El gobierno boliviano ha reconocido el trabajo de estos grupos. En el 2011 el presidente Evo Morales declaró mediante decreto ley "Patrimonio Cultural e Inmaterial del Estado Plurinacional de Bolivia" a cinco expresiones folclóricas, incluyendo la Morenada y Caporales. EFE