Por: Willmary Montilla • Con info de EFE.

Descubre a los Callejas, la familia de árbitros que pitan en El Alto

La familia de árbitros llama la atención en los campos de fútbol de El Alto; conoce a Los Callejas. 

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Los Callejas disfrutan de los domingos entrenando con un cronómetro e impartiendo justicia en el fútbol. Foto: EFE
Los Callejas disfrutan de los domingos entrenando con un cronómetro e impartiendo justicia en el fútbol. Foto: EFE

La familia de árbitros llama la atención en los campos de fútbol de El Alto; conoce a Los Callejas. 

Ramiro Callejas y sus hijos usan los domingos para entrenar entre silbatos, cronómetros y competencia leal del fútbol. Los Callejas son una familia de árbitros que se mantienen inquebrantables en las canchas del fútbol de El Alto. 

Cuando los tres pisan un campo de juego dejan de lado su relación familiar y se hablan y riñen como "colegas" e inician una relación "profesional" de árbitros que se mantiene inquebrantable hasta que suena el pitido final del último partido.

Ramiro, de 50 años, explicó que el arbitraje comenzó como un pasatiempo que luego se convirtió en una responsabilidad y que le sirve a los tres para también "fortalecer" la relación como familia.

Erick de 11 años y Silvia de 15, conforman un inusual equipo de árbitros todos los fines de semana, han constituido un servicio de arbitraje con su nombre y un emprendimiento familiar en el que velan por la justicia de las ligas de fútbol. 

Ninguno de los tres ha tenido una formación oficial como árbitros, Ramiro se dedicó a dirigir para "no perder el contacto con las canchas" cuando hace 20 años sufrió una lesión le impidió seguir siendo arquero, la posición en la que jugaba, por lo que se especializó en las reglas del juego y se vistió de juez.

"Soy un árbitro aficionado, un autodidacta. El conocimiento que tengo es del reglamento de fútbol, libros, textos e internet y hacemos la preparación en casa no más", aseguró.

Hace tres años a esa labor se sumó Erick, su hijo menor, quien en ese momento con solo 8 años comenzó a colaborar a su padre, primero como asistente hasta que llegó a dirigir como juez principal varios partidos de fútbol, algo inusual en Bolivia.

La terna de jueces la completa Silvia, quien decidió sumarse al arbitraje de los partidos de fútbol hace unos meses y que se dedica a llevar la planilla de los juegos con el registro del tiempo, jugadores, faltas y goles.

"Me gusta el deporte porque mi papá me ha animado. Me he puesto a estudiar un poquito (las reglas del fútbol) y he empezado a trabajar y colaborar a mi papá", dijo la adolescente que se ha propuesto perfeccionar sus conocimientos para pronto ser parte del reducido grupo de árbitras en el país.

Todos los domingos, los Callejas comienzan su rutina a las 6 de la mañana para realizar sus quehaceres en casa junto a su madre y prepararse para ir a la cancha con su indumentaria y el equipamiento necesario.

Las jornadas de arbitraje son de varias horas, ya que deben conducir varios partidos, entre cinco y ocho dependiendo, dependiendo si son partidos de fútbol o fútbol de sala. A veces, ese trabajo lo hacen en campos de fútbol con césped sintético, bien delimitados, otras ocasiones en terrenos de tierra en los que las líneas se señalan con cal o estuco y que desaparecen cuando el viento es fuerte o con el trajín del juego.

Erick recordó que una vez no anuló una jugada en la que el balón salió del campo que terminó en gol y que después varios jugadores del equipo afectado le reclamaron en grupo.

Este joven árbitro tiene como referente al ex-juez italiano Pierluigi Collina, cuyo carácter y autoridad busca replicar cuando le toca dirigir un juego.

"He trabajado la parte psicológica (de Erick) para que no le afecte nada. En lo psicológico siempre le digo que debe ser optimista, que tiene que tener carácter, tomar decisiones firmes y no retractarse", mencionó su padre Ramiro.