El coronavirus ha ocasionado una notoria paralización del carnaval y de los flujos de visitantes a Bolivia. Foto: EFE
La pandemia ha ocasionado una notoria paralización del carnaval y de los flujos de visitantes a Bolivia, una actividad que inclusive llega a durar entre dos a tres meses en regiones como Cochabamba , en el centro del país, donde se combina la gastronomía, las ferias locales y el folclore .
El nuevo pico de la covid-19, que comenzó a fines de diciembre, ha llevado a las organizaciones folclóricas a paralizar las actividades de carnaval como se ha hecho en varios de los nueve departamentos del país .
Con ello no solo se ha roto la dinámica interna y local de estas festividades en las que también se exalta la veneración a la "Pachamama" o Madre Tierra junto a rituales del catolicismo, sino también los flujos nacionales y las rutinas propias de la temporada en los que se perciben estas manifestaciones .
La ruta del Carnaval
Lo habitual, en condiciones de normalidad, era comenzar con festejos locales y tradiciones precarnavaleras como los jueves de compadres y comadres, algo típico del sur del país que logró extenderse y que originalmente consiste en el regalo de una cesta de frutas que hombres y mujeres se hacen en símbolo de amistad.
También estaban los preparativos para la entrada folclórica en Oruro el sábado de carnaval, declarada Patrimonio de la Humanidad, o la realización de fiestas de confraternidad previas al desfile o corso en Santa Cruz , la región más poblada del país.
Ninguna de estas rutinas ha estado plenamente en pie por la pandemia y las disposiciones que se aplican en ciudades como Cochabamba y Santa Cruz , donde rigen durante estos días confinamientos cortos y restricciones de circulación o reunión.
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"La pandemia ha generado un cambio y una alteración de todo el calendario" , dijo a Efe el jefe de la Unidad de Culturas y Turismo del departamento de Cochabamba, Ubaldo Romero .
En esa región alrededor de cincuenta ferias locales que debían realizarse en los más de dos meses previos al carnaval se han suspendido y todo el trabajo textil para la confección de trajes típicos de los corsos folclóricos ha mermado, señaló.
Aquella "cadena turística" que desplazaba a muchos visitantes a los carnavales de Oruro o Santa Cruz para después visitar Cochabamba y su "Corso de Corsos" , un festival que una semana después de los días festivos busca articular a las regiones oriental y occidental del país en un mismo espacio, "ha quedado prácticamente truncado" , lamentó.
En Santa Cruz , el domingo al mediodía la gente solía acudir de forma masiva al centro histórico de la ciudad para la "mojazón" , una fiesta con música y juegos con pintura, agua y espuma, pero en esta ocasión las calles en esa zona han sido cerradas para hacer cumplir la cuarentena rígida vigente durante el carnaval .
Policías y guardias municipales controlan en las calles cruceñas el cumplimiento de esta medida que permite la circulación a pie o en bicicleta y máximo en grupos de cinco personas, además del funcionamiento de algunos mercados populares solo hasta el mediodía.
Carnaval y los dos virus
El carnaval en tiempos de la covid-19 ha generado también una fórmula de riesgo con el VIH-sida que "son dos virus" de peligro con "características muy distintas" , señaló a Efe Freddy Zambrana , coordinador de un programa preventivo contra enfermedades en Cochabamba .
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"La transmisión del VIH-sida se está dando" de una forma atípica durante estos meses de pandemia y podría ser mayor durante el carnaval, explicó el funcionario.
Consideró que las restricciones por la covid-19 han hecho que "especialmente los jóvenes" se arriesguen a mantener relaciones sexuales sin demasiados cuidados y, por otro lado, que mucha gente evite hacerse pruebas rápidas de VIH-sida por miedo a contraer el nuevo coronavirus en un centro de salud.
Zambrana mencionó que en 2019, antes de la pandemia, en Cochabamba se reportaron 608 casos de VIH-sida y en 2020 unos 484, pero que en el fondo esos datos "son mentirosos" por el contexto particular que vive el mundo.