Consecuencias de que Bolivia no tenga una salida al mar y cuáles son sus alternativas
A pesar de ser un conflicto latente, tiene grandes implicaciones simbólicas y económicas para el territorio boliviano. Aquí te contamos algunas.
A pesar de ser un conflicto latente, tiene grandes implicaciones simbólicas y económicas para el territorio boliviano. Aquí te contamos algunas.
Bolivia junto con Paraguay son las dos naciones de América Latina que carecen de litoral, una situación en la que se encuentran otros 42 países en el mundo.
Una característica que comparte la mayoría de estos territorios es que son considerados países en vías de desarrollo con altos niveles de pobreza. Pero Bolivia tiene algo en particular que la diferencia del resto: su reclamo por tener una salida soberana al mar.
Desde su independencia en 1825, Bolivia tuvo acceso a la costa. A pesar de que, en aquella época, los límites eran difusos en Sudamérica, el país tenía control hasta el Océano Pacífico. Se calculan que eran unos 400 kilómetros de costa, alrededor de lo que hoy conocemos como la región chilena de Antofagasta.
En el último cuarto del siglo XIX, Bolivia perdió estas tierras costeras, y así mismo, resignó su salida al mar. Esto como consecuencia de la llamada "Guerra del Pacífico", una de las más sangrientas de la historia latinoamericana, que se produjo entre 1879 y 1884.
Sin embargo, desde hace más de 100 años, Bolivia reclama una salida soberana al Pacífico. Sostiene que el tratado que puso fin a la guerra, en el que cede las tierras, lo firmó en una situación de desventaja, ya que habría sido derrotado.
Ante este reclamo, el país del altiplano no ha tenido una respuesta favorable. A pesar de ser un conflicto latente, tiene grandes implicaciones simbólicas y económicas para el territorio boliviano.
Según el Banco Mundial, existe un vínculo entre los países sin puerto y costas marítimas, y un menor comercio internacional, lo que ha generado un crecimiento más lento y mayor pobreza.
Según las estimaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, los países sin litoral tienen un costo promedio más alto de entre 30% a 40% en su comercio internacional, que el resto de los países.
Ese costo no es solo consecuencia de la distancia. Es también el resultado de una falta de redes logísticas modernas, alto valor de los seguros o las demoras para cumplir los plazos de entrega de las cargas, que suelen ser materias primas. "Como los países sin litoral tienen que depender de los vecinos, es más difícil y considerablemente más costoso".
Hoy en día y más allá del diferendo con Chile, Bolivia cuenta con otras alternativas para obtener su salida al mar pero, ¿qué ocurre al momento de utilizar estas opciones? Te contamos más adelante.
El Puerto de Ilo, en Perú
En 1992, los gobiernos de Bolivia y Perú firmaron un tratado por el cual el puerto de Ilo, una franja costera de cinco kilómetros al sur del territorio peruano, era cedida a su país vecino por 99 años.
Sin embargo, este tratado permite sólo la actividad turística y no puede ser usado como un puerto comercial para el beneficio boliviano, ya que se necesitaría la inversión de alrededor de 250 millones de dólares. Por esto, es poco factible generar ingresos desde este puerto.
Puerto Busch, cerca de la triple frontera con Paraguay y Brasil
Una alternativa todavía más antigua para Bolivia es una salida al Atlántico gracias a un tratado firmado con Paraguay en 1937.
En la zona ya se ven embarcaciones e incluso se exporta mineral, pero los expertos señalan que el aprovechamiento de esa salida al Atlántico es mínimo.
Brasil, Argentina y Uruguay
A través de diferentes tratados, estos países le concedieron facilidades a Bolivia para la salida de sus productos por sus costas. Estas alternativas le permitirían a Bolivia comerciar más fácilmente.
El problema que por ahora parece no resolverse, es que ninguno de estos accesos cumple con el gran anhelo boliviano de tener una salida soberana al mar.