Por: Alejandro Bustamante • Bolivia.com

El caso del zorro Antonio y sus implicaciones en la fauna silvestre

Las consecuencias de las determinaciones que se tomaron respecto al zorro Antonio tienen también consecuencias en la fauna silvestre de Bolivia

Actualización
El zorro Antonio en su casa. Foto: EFE Familia Velasco
El zorro Antonio en su casa. Foto: EFE Familia Velasco

Las consecuencias de las determinaciones que se tomaron respecto al zorro Antonio tienen también consecuencias en la fauna silvestre de Bolivia

El caso del zorro Antonio sonó en todo el país y movilizó a cientos de personas en redes sociales a pedir que regrese con su familia, pero la opinión de expertos siempre alertó del peligro de permitir que un animal silvestre viva con personas.

Los antecedentes

Se oyó del zorro Antonio por primera vez luego de que zoonosis en Oruro lo recogiera para llevarlo al zoológico. Vecinos habían realizado la denuncia alertados porque habría estado caminando encima de los techos de las casas.

La familia  Ajhuacho contó que habían rescatado a Antonio luego de que mataran a su madre. Lo alimentaron con una mamadera y creció, junto a otros perros, como una mascota más. Muchos videos lo muestran jugando con normalidad dentro de la casa de los Ajhuacho.

DEVUELVAN A ANTONIO A SU HOGAR. Centro J...

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Fueron estas imágenes la que conmovieron a tantas personas a pedir por el regreso de Antonio bajo la consigna #LiberenAAntonio. A esto se sumó la susceptibilidad de la gente por el trato que pueda recibir encerrado en un zoológico.

Protestas para el retorno de Antonio a su casa. Foto: Facebook Brayan Ajhuacho
Protestas para el retorno de Antonio a su casa. Foto: Facebook Brayan Ajhuacho

El Gobierno anunció que lo trasladarían a un refugio en La Paz, donde tendría las condiciones de vida apropiadas, pero el pedido de la gente no cambió y, al contrario, llegó a esferas más altas de poder. El ministro de Gobierno, Arturo Murillo y la Defensora del Pueblo, Nadia Cruz, se sumaron al reclamo por el retorno de Antonio a su hogar.

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La decisión inicialmente tomada se revirtió, y se indicó que la familia podría conservar al zorro siempre y cuando cumpla con una serie de requisitos: un terreno de 500 metros cuadrados con una malla de siete metros de alto, no podía tener ningún contacto humano y debía cumplir con una dieta rigurosa, entre otros.

Pero la familia terminó por tomar otra decisión. Brayan Ajhuacho, quien junto a su padre cuido de Antonio, anunció en un video que lo dejaría en manos del zoológico de Oruro, reconociendo que su caso podría sentar un mal precedente que beneficiaría al tráfico y tenencia de animales silvestres.

Lo que dice la ciencia al respecto

Cuando el Colegio de Biólogos de La Paz se pronunció respecto al tema, uno de los primeros aspectos que señalaron fue la diferencia entre domesticado y amansado.

“Algunos animales silvestres son mansos cuando son pequeños o jóvenes, como este zorro, esto no significa que se haya domesticado. La domesticación toma varias generaciones”, señalaba el pronunciamiento 

PRONUNCIAMIENTO DEL COLEGIO DE BIÓLOGOS ...

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En consulta con, José Pérez, un biólogo y docente universitario: “Para que un animal sea domesticado se requiere un proceso que toma cientos o miles de años probablemente”. Este proceso, señala Pérez, implica una selección de aquellos animales que son más “empáticos” con las personas, logrando así “grabar” los genes del animal más dócil en futuras generación.

Un zorro rojo silvestre. Foto: Pixabay
Un zorro rojo silvestre. Foto: Pixabay

La importancia de esto radica en que un animal doméstico es totalmente diferente a uno silvestre. Esto se verá reflejado en el comportamiento que adquiera en la edad adulta. En el caso de Antonio, al ser todavía joven, muchas de estas características puede que todavía no se hayan mostrado.

“Yo entiendo que hay mucho cariño, y por supuestos que estas personas quizá tenían la mejor intención, pero el animalito necesita otro tipo de cosas para satisfacer sus necesidades biológicas. El zorro, en estado silvestre, es un animal solitario, come ciertas cosas que no se le podrían dar en un hogar”, explica Pérez.

El tema biológico, sin embargo es solo uno de los motivos por los que muchos expertos rechazan la posibilidad de permitir que una familia se quede con un animal silvestre. También está el tema legal, que fue el que finalmente convenció a la familia Ajhuacho de dejar ir a Antonio.

#último #ZorroAntonio "CON EL DOLOR DE M...

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El tráfico de animales y sus consecuencias

La tenencia de animales silvestres en Bolivia es ilegal por la Ley de Medio Ambiente Nº 1333. Eso significa que las autoridades tendrían que hacer una excepción para Antonio, creando un antecedente para el futuro.

Las implicaciones de esto las explica José Pérez: “Si hacemos esta excepción, con seguridad van a saltar cientos de casos como el de Antonio donde las personas van a justificar la tenencia de un animal aludiendo que lo tenían desde cachorro y que lo cuidaban. Para mí es abrir una ventana sumamente peligrosa que traería consecuencias bastante fuertes para las poblaciones de fauna silvestre que estamos tratando de proteger”.

En una publicación de La Región, Mariana Da Silva, experta especialista en biología de la conservación y tráfico de animales silvestres, indica: “Lo primero que hay que tener claro es que para extraer una cría de la vida silvestre, es necesario arrebatarla a la madre. Y para eso, la mayoría de las veces hay que matarla, porque si ella está presente, no va a permitir que se la lleven”.

Un zorro rojo silvestre. Foto: Pixabay
Un zorro rojo silvestre. Foto: Pixabay

En consecuencia, la compra y tenencia de estos animales no hace más que dar incentivos a todas las personas que lucran con la fauna silvestre, volviéndola un negocio rentable.

Sobre los casos de personas que compran animales silvestres, José Pérez cuenta: “Es algo muy común (…) se tiene esto mucho con tejones, con monos y con tortugas silvestres”. Una vez que los animales crecen, empiezan a dar complicaciones por su comportamiento, y es en ese punto que la gente se deshace de ellos entregándolos a las autoridades. Pero el daño ya está hecho, porque no pueden regresar a su hábitat natural y el traficante ya recibió el dinero.

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Quizá la lección más importante que nos deja el caso del zorro Antonio sea el tomar conciencia de los problemas por los que atraviesa la biodiversidad boliviana. El tráfico de animales es un mal que destruye el ecosistema de aquellas especies a las que tanto apreciamos, pero por las que tan poco hacemos.