Polémica en Bolivia por la antigüedad de los autobuses
Cerca del 80% de los vehículos del transporte público tiene una antigüedad de entre 17 y 44 años.
Cerca del 80% de los vehículos del transporte público tiene una antigüedad de entre 17 y 44 años.
Dos accidentes viales en las afueras de La Paz, con un saldo de siete muertos y dos heridos, desataron en Bolivia un debate sobre la urgencia de renovar la flota de autobuses urbanos, cuya antigüedad llega en algunos casos hasta los 50 años.
Este lunes, el ministro de Interior, Carlos Romero, sugirió "prohibir determinado motorizado que es muy antiguo, que no brinda condiciones de seguridad".
Según estudios del municipio de La Paz, capital del país, cerca del 80% de los vehículos del transporte público tiene una antigüedad de entre 17 y 44 años.
Los más vetustos son los autobuses de entre 60 y 30 pasajeros, cuyos propietarios, agrupados en sindicatos, se oponen a la renovación.
Muchos de ellos, algunos con hasta 50 años de antigüedad, funcionan inclusive con bombonas de gas licuado de uso doméstico, conectadas de modo irregular. Y los dueños se las ingenian para sortear dudosos controles técnicos.
Freddy Koch, especialista en movilidad urbana, dijo al diario Página Siete: "Tienen un promedio de edad de 40 años. A ellos ya se les ha cambiado al menos dos veces el motor. Son altamente contaminantes y sumamente peligrosos".
Dos accidentes como alarma
El debate sobre la obsolescencia del parque automotor del transporte público paceño resurgió tras dos accidentes en la última semana.
En el primero, ocurrido el 16 de agosto, un microbús modelo 1978 atropelló a personas que ensayaban bailes para una festividad religiosa, dejando siete muertos. Se presume que el accidente se produjo por una falla mecánica.
El segundo, al día siguiente, fue protagonizado por un microbús modelo 1981, que se estrelló contra un poste en pleno centro de la ciudad dejando dos transeúntes heridos.
Informes municipales establecen que la mitad de los accidentes en La Paz son protagonizados por vehículos públicos. Las causas son atribuidas a los riesgosos hábitos de los conductores y las precarias condiciones mecánicas del parque automotor, por su antigüedad y su insuficiente mantenimiento.
"Hay que ponernos a trabajar en alternativas para que estos micros (obsoletos) del servicio público salgan de circulación", dijo el viceministro de Seguridad Ciudadana, Wilfredo Chávez.
Pero un sexagenario chofer del Micro 2, uno de los más antiguos de la ciudad, que se negó a identificarse, reclamó: "Es mi sustento de vida, el gobierno debe darnos opciones para seguir".
Nadie puede explicar cómo estos vehículos sortean las inspecciones técnicas anuales de la unidad policial de Tránsito. Según el concejal paceño Fabián Siñani, en las inspecciones "sólo revisan faroles y la parte exterior" del coche. Siñani pidió que el control pase a manos de la alcaldía de La Paz.
Una antigua historia
La presencia de los buses de transporte público en La Paz data de la década del 40 del siglo pasado, cuando sustituyeron al viejo sistema de tranvías por uno más ágil, capaz de llegar a los barrios más alejados.
El sistema se consolidó con buses de 60 pasajeros, denominados colectivos, que los sindicatos pintaron con vivos colores para que la población mayoritariamente analfabeta pudiera identificarlos.
Eran vehículos Chevrolet, Ford, Internacional o Fargo con un conductor y un ayudante. Los buses iban repletos y en las horas pico desbordaban de pasajeros colgados de sus puertas.
En los 70, llegaron los microbuses de 30 pasajeros.
Tanto los vetustos buses como los micros más recientes continúan aún en servicio, en su mayoría reacondicionados. A los colectivos se les instalaron motores a diésel, mientras que los micros funcionan a diésel y gasolina en combinación con gas natural vehicular (GNV).
Las obsoletas unidades continúan circulando en la urbe paceña, transportando a las personas de origen indígena que habitan en los alrededores de la ciudad y que, por un pasaje más barato, soportan las incomodidades de unidades destartaladas, asientos destrozados y vidrios rotos.
AFP