Día del Amor y Amistad: Juan Loayza y Francisca Ochoa, son la muestra de que el amor no tiene barreras
Juan, con discapacidad visual y auditiva y Francisca, con talla baja, son la prueba viviente de que el amor verdadero no tiene barreras.
Juan, con discapacidad visual y auditiva y Francisca, con talla baja, son la prueba viviente de que el amor verdadero no tiene barreras.
El amor no conoce de barreras, ni físicas ni emocionales; la historia de Juan Loayza y Francisca Ochoa son una prueba viviente de que cuando hay amor entre dos personas, las adversidades y limitaciones son efímeras. En el Día del Amor y la Amistad, esta pareja rompe los paradigmas.
Francisca Ochoa, de 37 años y de talla baja, le contó la historia de cómo conoció a Juan a Correo del Sur y de cómo se convirtió en su esposo. La pareja se conoció en noviembre del año pasado y ambos aseguran que fue en el lugar menos romántico, ella fue a renovar su carnet de discapacidad a la Dirección de atención a la persona con Discapacidad (Didepedis).
“Ahí fue donde comenzó el amor. Recuerdo que sentí una emoción que ni yo misma puedo explicar. Era como un flechazo en el corazón que venía desde donde estaba mi futuro esposo”, contó la mujer al referido medio cruceño.
Mientras que Juan Loayza, tiene discapacidad visual y auditiva desde que nació. Su condición viene acelerándose con el paso del tiempo, así trabaja en la Didepedis como funcionario de la Gobernación de Sucre y cumple con varias funciones, según sus condiciones.
En su lugar de trabajo conoció a Francisca y aseguró que sintió empatía, química, compresión y paciencia, todo en una sola persona y eso fue lo más fundamental para convertirla en su esposa. Se casarán el próximo 23 de septiembre.
“Ella es una persona activa y divertida en su organización (Asociación de Personas de Talla Baja), donde es la vicepresidenta y participa en los torneos de fútbol, mientras que yo soy dos veces campeón panamericano de ajedrez, entonces hay compatibilidad y empatía”, contó Juan sobre su futura esposa.
Aunque la relación generó incertidumbre entre la familia de Juan y es que uno de los hermano de él tenía dudas por la condición de ambos; sin embargo, ambos han logrado demostrar que peses a las discapacidades ellos han demostrado que pueden con una vida familiar juntos.
“Yo no me fijo en sus ojos ni en sus oídos. Siempre le digo al Juan ‘yo seré tu vista y tus oídos hasta el último de tus días’”, le dice a su futuro esposo. Ambos son la muestra de que para amarse no hay limitantes cuando las emociones prevalence.