Boxeadoras que derrotan al machismo en Kenia
Las mujeres del barrio marginal de Kariobangi, a las afueras de Nairobi, se han convertido en auténticas heroínas, en un ejemplo a seguir para chicos y chicas. Gracias al boxeo, han logrado la confianza necesaria para enfrentarse al machismo, tan arraigado en la sociedad keniana.
Las mujeres del barrio marginal de Kariobangi, a las afueras de Nairobi, se han convertido en auténticas heroínas, en un ejemplo a seguir para chicos y chicas. Gracias al boxeo, han logrado la confianza necesaria para enfrentarse al machismo, tan arraigado en la sociedad keniana.
Son las 9.30 de la mañana y una veintena de jóvenes están listas para el entrenamiento diario que ofrece BoxGirls, una organización que apuesta por este deporte como opción de defensa física y estímulo para superar los peores obstáculos.
"Me siento segura, porque no solo tengo la fuerza en mis músculos, sino que además tengo la fuerza dentro de mi. Ahora tengo la confianza necesaria para enfrentarme a las cosas, tanto si son malas como buenas", cuenta a Efe Florence, una joven keniana de 21 años que empezó a boxear hace cuatro.
En una pequeña habitación en mitad de un gran descampado, el grupo se venda las manos y las muñecas y se calza los guantes: preparadas para demoler los estereotipos de género que imperan en su comunidad.
El entrenamiento es duro: flexiones, ejercicios de comba, saltos y golpes contra sacos que cuelgan del techo para fortalecer los músculos. La sesión la dirige con voz firme Sarah Achieng, que con 27 años es campeona de boxeo femenino de África del Este y Central.
"Mucha gente considera que este tipo de deporte es solo para chicos, pero las chicas boxeadoras estamos rompiendo estos estereotipos e incluso les demostramos que lo podemos hacer mucho mejor que ellos", asegura con orgullo la preparadora a Efe.
Empezó en el mundo del boxeo porque fue el único que le dio una oportunidad. "Normalmente la gente tiene miedo a dar oportunidades. El boxeo fue quien me dio una como persona, como mujer deportista", añade.
Pero el boxeo no es solo un deporte para estas chicas, es una herramienta con la que ganan confianza para hacer frente a los problemas de Kariobangi: las violaciones y embarazos precoces que truncan el futuro de la más jóvenes.
"Mujeres fuertes. Comunidades seguras" es el lema de BoxGirls, fundada hace nueve años por el boxeador keniano Alfred Analo con el objetivo de que las jóvenes aprendan a defenderse de las agresiones sexuales, muy frecuentes en el barrio.
Pero el deporte no solo ha conseguido que los criminales les tengan más respeto, sino que además ha logrado que la comunidad cambie su percepción sobre ellas.
"Ahora estas chicas son líderes en su comunidad porque tienen responsabilidades, retos y toman decisiones. Incluso se han convertido en celebridades en el barrio, que las admira y celebra con ellas sus triunfos", destaca Analo.
Prueba de ello es que, durante el entrenamiento, muchos jóvenes se agolpan en las ventanas para contemplar con admiración los directos llenos de fuerza que lanzan estas chicas contra los sacos de boxeo.
Cuando finaliza la sesión, de dos horas, la lucha todavía no ha terminado. Las chicas de BoxGirls se dividen en grupos y trabajan con escuelas de diferentes suburbios de la capital keniana, como Kibera o Mathare, para inculcar los valores del deporte a los más pequeños.
Para Florence, esta es la mejor parte del día. "Vamos a las escuelas para enseñar las técnicas del boxeo, pero también nutrición, hábitos saludables y valores de respeto", explica.
La organización también ha puesto en marcha una librería móvil para acercar la lectura a los niños que viven en los suburbios, donde el acceso a los libros es muy limitado. Y para las jóvenes ofrece clases de informática gratuitas.
En total, unas 650 niñas de diferentes comunidades marginadas de Nairobi participan en los programas que ofrece la organización, todo para que fortalecerlas y conseguir que se conviertan en mujeres capaces de transformar sus comunidades.
"El boxeo ha cambiado mi vida. Ahora tengo la fuerza para poder luchar por los derechos de otras chicas como yo y enseñar a los más pequeños estos valores", afirma Florence, que confiesa que antes de empezar a entrenar era tan tímida que apenas podía hablar en público.
Aunque no todas quieren convertirse en boxeadoras profesionales en el futuro, estas jóvenes ya han triunfado incluso antes de subirse a un cuadrilátero, porque se han ganado el respeto de sus comunidades y la confianza necesaria para luchar por sus sueños. EFE