Rayuela, un café que es trinchera solidaria contra la COVID-19 en Bolivia
Rayuela es el nombre del lugar que evoca a la principal obra del argentino Julio Cortázar, un sitio que funciona más como una "comunidad" que como un negocio.
Rayuela es el nombre del lugar que evoca a la principal obra del argentino Julio Cortázar, un sitio que funciona más como una "comunidad" que como un negocio.
Un pequeño café en la zona de Obrajes de la ciudad boliviana de La Paz se ha convertido en un punto "solidario" para "rescatar" de la COVID-19 a clientes y desconocidos, dedicando su tiempo y parte de sus ganancias para los más necesitados en tiempos de pandemia.
Rayuela es el nombre del lugar que evoca a la principal obra del argentino Julio Cortázar, un sitio que funciona más como una "comunidad" que como un negocio, afirmó a Efe su impulsora Verónica Mendizábal, que se define como una amante de la gente y de los animales.
El dibujo del juego de la rayuela pintada en la vereda anticipa el ingreso al café en el que un primer espacio pequeño hace de recepción, caja y cocina, mientras que en un segundo nivel están disponibles unas cuatro mesas cuadrangulares que enaltecen un estilo rústico.
Este es un sitio en el que "se junta la gente (...) se conocen, se casan", afirmó Verónica en relación al lugar en el que, según dijo, el dinero "nunca ha sido" el principal objetivo.
¿Dónde están los clientes?
La pandemia que comenzó en marzo del año pasado con sus restricciones como la cuarentena golpearon al café que tuvo que cerrar por varios meses, algo que lo distanció con sus clientes al menos hasta diciembre pasado cuando algo de normalidad se recuperó.
Las campañas comenzaron cuando "nos dimos cuenta de que nos faltaban clientes" y "empecé a ver dónde estaban", rememoró Verónica cuando supo que varios estaban hospitalizados y algunos "habían muerto" por la COVID-19.
La primera ayuda fue para un tuitero que contrajo la COVID-19 y al cabo de unos días se consiguió recaudar más de 700 dólares en un gesto que inicialmente fue una "excepción" y que después se hizo estable con la "hora solidaria", destacó la propietaria de Rayuela.
Verónica recordó que la mitad de lo que se recaudaba entre las 18.00 y las 19.00, hora pico de visitas al café, iba a una cuenta y que luego se elegía a una persona de entre las varias que solicitaban apoyo en Facebook, entre ellos desconocidos, a los que se depositaba el dinero.
Así se logró juntar hasta unos 143 dólares semanales aunque otras veces la recaudación no pasaba de los 30, pero aún así se aportaba.
Gratitud de los desconocidos
En enero Juan Pablo sufrió un accidente en el que perdió "mucha sangre", a lo que se sumó su positivo a la COVID-19, por lo que sus familiares hicieron una campaña para recaudar fondos.
Entre los benefactores que respondieron a ese llamado de ayuda estaba este negocio "solidario", según contó él mismo a Efe mientras tomaba un café en Rayuela.
"No nos conocíamos" y "fueron totalmente solidarios", algo "totalmente reconfortante" en ese momento crítico, mencionó.
Por ello, después de su alta hospitalaria tras dos meses de recuperación decidió dar las gracias en persona a Verónica en el café.
Verónica contó que algo similar había pasado con una mujer que enfermó grave de coronavirus y que tiempo después se presentó en Rayuela con "toda su familia" para dar las gracias por el apoyo.
Esos impulsos no son los únicos, puesto que Rayuela regaló comida durante la cuarentena del año pasado, un acto que también se da cuando ya pasa la hora de la venta y se entrega alimento a gente de la calle, al que pasa, a sitios como la cárcel de mujeres que está a unas cuadras o a uno de los hospitales cercanos.
Cuando llega la tarde, Verónica se dedica a atender a los que llegan, a hablar con ellos algunos minutos mientras las órdenes las toman su hijo y sus sobrinos, en tanto ella hace de confidente de tragedias o de interlocutora de conversas sobre la vida.
Ella llegó a considerar que esa solidaridad también es una forma de expresar a los clientes lo importante que son para Rayuela, un sitio que es más "un lugar de acogida", refiere.
Verónica consideró que la pandemia, con justa razón, "ha vuelto a la gente egoísta" y que muchos han optado por "enfocarse en sí mismos" ante el riesgo y la sola posibilidad de "perder todo" de un momento a otro.
No obstante, reflexiona sobre la importancia de "dar el primer paso" y perder ese miedo "al primer contacto" porque a su juicio esa "es la única forma de salir adelante".