Lagunas La Peña y Tatarenda, en Santa Cruz, perdieron más biodiversidad, según un estudio

Las lagunas La Peña y Tatarenda, ubicadas en la provincia Cordillera de Santa Cruz, sufren una degradación de su biodiversidad en los últimos años.

Bolivia.com - Tecnología
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Las lagunas La Peña y Tatarenda, ubicadas en la provincia Cordillera de Santa Cruz, sufren una degradación de su biodiversidad en los últimos años.

La pérdida de la cobertura vegetal por el ingreso de la agricultura mecanizada, la ganadería semi-intensiva y la escasa gestión en conservación, son los motivos principales, según un diagnóstico en estos dos escenarios naturales.

La investigación “Determinación de la línea base de la degradación biológica en los ecosistemas de las lagunas subandinas cruceñas”, en la que se reporta los anteriores resultados, fue coordinada por el Lic. José Carlos Herrera Flores, con apoyo del Egr. Carlos Terceros Gamarra, la Lic. Erika Bejarano, el Lic. Luis Acosta, la Lic. Rosa Strem, la Lic. Ericka Gutiérrez y la Univ. Eslid Guerra.

Las lagunas La Peña (municipio Lagunillas) y Tatarenda (municipio Gutiérrez) fueron estudiadas en los meses de octubre, de la época seca, y marzo, de la época húmeda, donde se aplicaron diferentes modos estándares para registrar especies vegetales, macroinvertebrados, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Todo esto fue acompañado con colectas de agua para estudiar sus características físico-químicas y el desarrollo de talleres y entrevistas con los pobladores sobre el uso de las lagunas.

El análisis de la pérdida de cobertura vegetal, sustentado en el estudio de imágenes satelitales de diez años consecutivos, aplicadas a 10 kilómetros a la redonda de ambas lagunas, permitió verificar la pérdida de cobertura vegetal de las zonas. “El bosque seco boliviano-tucumano, en los últimos 10 años (2001-2012), ha perdido un promedio de 405 ha/año en La Peña y 357 ha/año en Tatarenda”, dice el reporte de la investigación. Igualmente el espejo de agua de La Peña se redujo de 198 hectáreas en 1986 a 10 hectáreas en 2012, mientras que en Tatarenda la disminución fue de 654 a 246 hectáreas en el mismo periodo.

La pérdida de bosque tiene repercusiones en otros organismos, por lo que el estudio se orientó a levantar un inventario de la fauna y flora de los dos lugares con métodos específicos para cada caso. En total se registraron 77 especies arbóreas, 66 familias de macro invertebrados, 22 especies de anfibios, 9 especies de reptiles, 182 especies de aves y 68 especies de mamíferos, algunas de ellas amenazadas según el Libro Rojo de Vertebrados y Flora de Bolivia.

La degradación es notoria, dice el informe, porque en inmediaciones de La Peña existían vertebrados grandes (más de 10 kilos) que se cazaban y ahora sólo se tiene de medianos para abajo (menor a 10 kilos) y son escasos. La deforestación a pequeña escala y el avance de la frontera agrícola con actividades mecanizadas, para cultivos de maíz, especialmente, son los factores que han influido en la pérdida de la biodiversidad. En Tatarenda la situación es algo diferente porque el ramoneo del ganado ha afectado el bosque, así como la agricultura a pequeña escala y la proximidad de la carretera.

José Carlos Herrera considera que la degradación es la consecuencia de una planificación inadecuada de la gente y autoridades del lugar y falta de liderazgo en tareas de conservación, que se agudiza ahora con el ingreso de campesinos a áreas de los indígenas guaraníes, por otra parte los indígenas están cambiando su cultura de siembra a la cultura de los campesinos, de esta manera acelerando la pérdida de la cobertura vegetal. Una recomendación del equipo de investigación es recuperar las lagunas y la región con “un proyecto a largo plazo”, un plan de manejo y un trabajo con las comunidades y las autoridades municipales.

El estudio dirigido por José Carlos Herrera se realizó en el marco de la “Convocatoria para proyectos de investigación científica y tecnológica para el desarrollo del departamento de Santa Cruz”, organizada por el PIEB y la UAGRM.

Fuente: PIEB