El primer exorcismo documentado en Oruro ocurrió en 1991 y lo vivió José

Un niño ingresó a una cueva en Oruro y no salió siendo el mismo. José fue el primer caso de exorcismo documentado. 

Oruro fue la primera región boliviana que documentó un exorcismo, se trata de José, un niño que ingresó a la cueva del cerro de San Pedro en 1991. Poco tiempo después terminó siendo uno de los primeros en ser exorcizado. 

“Tres meses antes era un niño robusto y alegre; ahora vociferaba cosas en idiomas que nunca habíamos escuchado, y gritaba en la calle con actitudes extrañas”, explicaron los vecinos en un trabajo publicado por RedUno. 

En ese sentido, se ventilaron detalles de la Iglesia Adventistas que intervino en el primer exorcismo documentado en Oruro. Uno de los mediadores fue el periodista, Humberto Cabezas, del periódico La Patria, quien estuvo acompañando el proceso. 

¿Qué pasó con José? 

José era un niño residente en la zona de San Pedro, descrito como "robusto y alegre" por sus vecinos, pero todo cambió en febrero de 1991 cuando dejándose llevar por la curiosidad decidió explorar una cueva en San Pedro. 

Esta cueva tenía una rajadura natural que, con el tiempo, se había convertido en escenario de rituales oscuros, según relatos locales. Tras ingresar, José experimentó cambios drásticos en su comportamiento y apariencia física, lo que la comunidad de Oruro interpretó como una posesión demoníaca.

José presentó cambios atemorizantes, uno de ellos era que emitía voces roncas en idiomas desconocidos, gritaba en la calle y mostraba una personalidad agresiva e irreconocible con el resto. 

¿Cuánto duró el exorcismo? 

El ritual se realizó un miércoles al mediodía, en una sesión que duró más de 20 horas ininterrumpidas. Fue liderado por varios pastores adventistas, con la supervisión de la iglesia local. José estuvo acompañado por su tío durante el proceso. El exorcismo incluyó:

• Cánticos religiosos y oraciones colectivas.
• Lectura de versículos bíblicos para invocar la expulsión de la entidad.

La familia vivió momentos de alta tensión, donde la supuesta entidad se resistía, declarando: "No voy a salir, el niño es mío, la familia es mía, no salgo".

Durante la sesión, José se retorcía violentamente, pero gradualmente mostró signos de alivio: dejó de gritar en lenguas extrañas y su cuerpo se relajó. Después de más de dos horas de avance sostenido, el niño se recuperó completamente, volviendo a su estado normal sin secuelas aparentes.

El caso se considera "documentado" por esta cobertura periodística y los testimonios orales de la comunidad, que aún se recuerdan lo que vivió José.