El lago que se extinguió misteriosamente en Bolivia
¿Cómo se secó el Poopó, el segundo lago más grande de Bolivia? Aquí te contamos.
¿Cómo se secó el Poopó, el segundo lago más grande de Bolivia? Aquí te contamos.
El lago boliviano de agua salada Poopó, era el segundo lago más grande de Bolivia solo después del Titicaca.
Este riqueza marítima boliviana estaba situada en el departamento de Oruro, junto a la frontera con Chile, tenía una extensión de 2.337 kilómetros cuadrados. ¿Pero qué ocurrió?
El 18 de diciembre de 2015 fue declarado como zona de desastre departamental y en la actualidad, ha quedado reducido a tres humedales de menos de un kilómetro cuadrado y cerca de 30 centímetros de profundidad, según ha destacado 'BBC Mundo'.
La catástrofe medioambiental, que se conocía desde hace años, supone una de las más importantes que ha sufrió la región y tendrá graves repercusiones en el ecosistema y la economía boliviana.
¿Qué repercusiones ha tenido la sequía del Poopó?
La sequía ha provocado la desaparición de cerca de 200 especies de aves, mamíferos y peces, además de tres tipos de flamencos en peligro de extinción que se habrían visto obligadas a emigrar, según ha destacado el diario local 'La Razón'.
¿Qué generó la desaparición de el lago?
A pesar de que las causas con múltiples, se dice que el cambio climático, la mala gestión de los recursos hídricos y la contaminación son algunos de los motivos fundamentales que han llevado a la desaparición del lago.
Entre tanto, los primeros análisis del Gobierno boliviano apuntan a que los efectos del calentamiento global son los principales causantes de la desaparición.
¿El Poopó recibía mantenimiento?
De acuerdo con versiones oficiales, el agua que llega tanto al Poopó como al Titicaca depende del aporte del río Desaguadero, sin embargo, un plan regulador de los años 90 destinó mayores esfuerzos al Titicaca, impidiendo que el agua llegara hasta el Poopó.
Unas cifras alarmantes
El Poopó tenía hasta principios de esta década unos 2.000 km2, pero en 2015 ese caudal había mermado fuertemente hasta casi desaparecer. Con la actual época de lluvias, alcanzó "más de 1.300 kilómetros cuadrados de agua".
Las aguas del lago han disminuido en las últimas tres décadas como efecto del cambio climático. En 1985, sus aguas abarcaban una extensión de 4.000 km2, según datos oficiales.
El lago Poopó fotografiado desde un satélite de la NASA.
¿El lago Poopó volvió a reaparecer?
A principios de 2017, cuando el ministro de Defensa boliviano, Reymi Ferreira, publicó una foto acompañada de una frase elocuente: "Lago Poopó otra vez con agua".
Pero, ¿realmente el lago había reaparecido? ¿Cómo podía haber ocurrido? ¿Se mantendría o volvería a desaparecer?
Durante meses, distintos medios internacionales reportaron la muerte del Poopó. Hasta que el Poopó regresó.
Situado a más de 3.600 metros de altitud, este lago ocupa una vasta depresión que recoge las aguas del departamento de Oruro, una árida meseta andina encaramada en la cordillera que separa a Bolivia de Perú.
El 90% proviene del río Desaguadero, que lo conecta con el Titicaca, y estos dos lagos, junto con el Salar de Coipasa y el Salar de Uyuni, forman un sistema endorreico (es decir, sin salida al mar) llamado TDPS.
¿Vuelve y desaparece?
La desaparición de 2015 no fue la primera en la historia de este frágil cuerpo de agua.
A lo largo del siglo XX el Poopó estuvo completamente seco entre 1939 y 1944 y entre 1994 y 1997, mientras que entre 1969 y 1973 quedó reducido a unos cuantos charcos salados.
Sin embargo, y de acuerdo a varias afirmaciones, "por su comportamiento natural, el Poopó también está destinado a convertirse en un salar".
Los modelos matemáticos de los expertos apuntan a que la desaparición natural del Poopó acontecerá dentro de entre 1.500 y 2.000 años.
Ante esto, no queda más sino esperar los extraños sucesos que llevan a la sequía extrema y posterior reaparición de este enorme lago y nuestras próximas generaciones serán quienes logren afirmar si este fenómeno natural se presenció o no.
No dejes de leer: Bolivia: Top de los cinco animales en peligro de extinción