Por: Willmary Montilla • Con info de EFE.

El asaí, el "super alimento" que da energía a los indígenas bolivianos

Descubre las propiedades del asaí, el fruto amazónico que se cosecha en Bolivia. 
 

Actualización
Los hombres se encargan de cosechar el asaí trepando hasta lo más alto de las palmas. Foto: EFE
Los hombres se encargan de cosechar el asaí trepando hasta lo más alto de las palmas. Foto: EFE

Descubre las propiedades del asaí, el fruto amazónico que se cosecha en Bolivia. 
 

La cosecha de asaí es una realidad de los indígenas bolivianos; este fruto amazónico es considerado como un "superalimento" que brinda energía a los nativos de los bosques de Santa Cruz. 

El asaí es un fruto de palmera nativa que abunda en la Amazonía y tiene propiedades energizantes y antioxidantes, además de ser rico en calcio, hierro y zinc.

"Está dentro de los diez súper alimentos en el mundo por sus vitaminas, propiedades nutricionales y antioxidantes", precisó Glenda Ribera, representante de la asociación de Productores del Bosque de la comunidad indígena Porvenir del Bajo Paraguá. 

Muy recomendado para quienes practican algún deporte, este fruto se consume en jugos licuados, helados o incluso la pulpa pura al igual que el copoazú, otro fruto amazónico parecido al cacao.

La temporada de la zafra inicia en marzo y se extiende hasta octubre, y luego empieza la cosecha de la palma real o burití con el mismo procedimiento que el asaí.

Del burití, los indígenas obtienen un aceite prensado en frío, "rico en antioxidantes, betacaroteno y vitaminas" con el que desarrollaron su propia línea de cosméticos naturales, entre ellos el aceite trifásico, aceite corporal, cremas corporales, bálsamos y labiales.

La comunidad Porvenir tiene más de 115 años de existencia y, según comentan los adultos mayores, en sus inicios los pobladores se dedicaban a la producción de palmito para subsistir, lo que implicaba cortar la palmera para extraerlo.

Los hombres se encargan de cosechar el asaí trepando hasta lo más alto de las palmas que miden entre 25 a 30 metros, para luego enviarlo a la comunidad, donde las mujeres están a cargo de la obtención de la pulpa, precisó.

"Eso es lo que nos ha ayudado a seguir adelante con esta actividad por más de diez años, el saber que tenemos que cuidar cada uno de estos pilares, sobre todo porque somos parte de la naturaleza, del entorno y tenemos que aprender a convivir de manera equilibrada para poder seguir adelante", reflexionó Ribera.