Por: EFE • Bolivia.com

Farmacéuticas se alían para garantizar la seguridad de la vacuna de COVID-19

Las compañías firman un compromiso conjunto de no sacar al mercado ningún preparado sin haber garantizado del todo que sea seguro y eficaz.

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La vacuna podría empezar a distribuirse a nivel mundial a mediados de 2021. Foto: EFE
La vacuna podría empezar a distribuirse a nivel mundial a mediados de 2021. Foto: EFE

Las compañías firman un compromiso conjunto de no sacar al mercado ningún preparado sin haber garantizado del todo que sea seguro y eficaz.

Varias farmacéuticas que trabajan en distintos proyectos para conseguir una vacuna contra la COVID-19 planean firmar un compromiso conjunto de no sacar al mercado ningún preparado sin haber garantizado del todo que sea seguro y eficaz, independientemente de posibles presiones políticas.

Según informaron este viernes los diarios The Wall Street Journal y The New York Times, las compañías rivales planean difundir a comienzos de la próxima semana un comunicado en el que prometen no buscar la aprobación de cualquier Gobierno hasta haberse asegurado de que su vacuna es completamente segura y eficaz.

Entre las farmacéuticas que firmarán el documento se encuentran las estadounidenses Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson, coinciden los dos diarios, mientras que el New York Times agrega que también compartirán el compromiso la británica GlaxoSmithKline (GSK) y la francesa Sanofi.

"Creemos que este compromiso ayudará a asegurar la confianza pública en las vacunas de la COVID-19 que puedan acabar siendo aprobadas, y en la adhesión al riguroso proceso científico y regulatorio por el cual se evalúan", indica el borrador del comunicado conjunto, de acuerdo con el Journal.

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La iniciativa busca apaciguar a quienes ven con escepticismo el rápido avance de los ensayos clínicos para desarrollar una vacuna, un proceso que normalmente dura años, y a quienes temen que esos proyectos puedan acelerarse por motivos políticos, en detrimento de la posible seguridad o eficacia del producto.

En Estados Unidos, los gubernamentales Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) pidieron la semana pasada a todos los estados del país estar preparados para empezar a distribuir a finales de octubre o principios de noviembre una posible vacuna contra el COVID-19, en caso de que esta se aprobara.

Esas fechas, justo antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, despertaron temores entre algunos expertos en salud pública de que la Casa Blanca pudiera estar presionando para saltarse pasos en el proceso de aprobación de la vacuna, con el fin de potenciar las opciones de reelección del presidente Donald Trump.

"Realmente es posible que (la vacuna) pueda distribuirse antes del final de octubre, y eso estaría bien. Estaría bien no por las elecciones, sino porque queremos salvar a gente", aseguró Trump este jueves durante un mitin en Latrobe (Pensilvania).

Dos de las farmacéuticas que firmarán el comunicado, Pfizer y Moderna, tienen ensayos de fase 3 activos en EE.UU. y ya están inoculando a miles de personas para probar la eficacia de su preparado.

Mientras, el proyecto de Johnson & Johnson está por comenzar sus ensayos de fase 3, y GSK tiene dos candidatas en la fase 1, una de ellas compartida con Sanofi, que cuenta con otro proyecto de vacuna en etapa preclínica.

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El director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, dijo esta semana que espera que su compañía tenga suficientes datos en octubre para pedir una autorización para uso de emergencia si los resultados de su estudio son positivos.

Según el New York Times, altos cargos de la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU. (FDA), de la que dependerá la aprobación de una vacuna en este país, se plantean también emitir otro comunicado conjunto para dejar clara la necesidad de fijarse en la ciencia, y no en otros criterios, a la hora de dar luz verde a la vacuna