Kast le refutó a Maduro y aseguró que era un "narcodictador". Foto: EFE
Nicolás Maduro, presidente del régimen de Venezuela, reaccionó en contra de las declaraciones del presidente electo de Chile, José Antonio Kast, quien aseguró que arremetería contra todos los "migrantes ilegales". A lo que Maduro amenazó "Cuidadito le toca un pelo a un venezolano".
La crítica se centró en las promesas de Kast de implementar una política migratoria estricta, que incluye la expulsión masiva de migrantes en situación irregular, muchos de ellos venezolanos, vinculando esta medida al aumento de la delincuencia en Chile.
Ante esta situación, Kast no se quedó callado y tildó a Maduro de "narcodictador" que atraviesa una situación "muy tensa" debido a la presión de Estados Unidos por sus actividades delictivas.
“Es un dictador, un narcodictador, que hoy está pasando momentos difíciles por la presión que está ejerciendo Estados Unidos, y seguramente luego quizás otros países, porque la exportación de la droga no es aceptable”, precisó Kast en su salida hacia Argentina.
La gran promesa del nuevo Gobierno de Chile es aplicar políticas represivas para contener la migración irregular y la violencia, pero atemperó el tono y, sobre todo, rebajó las expectativas que alimentó durante la campaña al pedir paciencia porque los cambios "no se pueden hacer en poco tiempo".
En su primer discurso como presidente electo, Kast, seguidor de la secta ultracatólica Schoenstatt, agradeció su victoria a Dios, al que le pidió sabiduría y templanza para un gobierno que arrancará el próximo 11 de marzo.
El ultraliberal, hijo de una familia de migrantes alemanes con pasado nazi, concitó el 58,1% de los votos frente al 41,8 % de la candidata de la coalición de centro-izquierda, Jannette Jara, en un proceso con sufragio obligatorio por primera vez en unas presidenciales, en el que el voto blanco y nulo se multiplicó respecto a la primera vuelta.
Entre las medidas clave en contra de la migración ilegal se incluyen la construcción de barreras físicas en las fronteras norteñas, como muros de más de cinco metros, zanjas profundas, vallas eléctricas y despliegue militar; la creación de centros de detención para migrantes irregulares; la aceleración de procesos de expulsión, estimando deportar alrededor de 300.000 a 340.000 personas en situación irregular; la tipificación del ingreso ilegal como delito; la prohibición de beneficios sociales como salud, vivienda y educación para irregulares; y sanciones a empleadores o arrendadores que contraten o alquilen a personas sin documentación regular.
