Precio y hábitos alimenticios, factores que restringen el consumo de quinua en Bolivia

De acuerdo a los datos oficiales, el consumo del grano andino se incrementó en un 40% con relación al año pasado, lo que equivale a un promedio de casi dos kilogramos al año por persona.

De acuerdo a los datos oficiales, el consumo del grano andino se incrementó en un 40% con relación al año pasado, lo que equivale a un promedio de casi dos kilogramos al año por persona.

El consumo de la quinua per cápita en Bolivia es aún incipiente.

Expertos en el tema identifican al precio y a los malos hábitos alimenticios, como los principales causantes del limitado acceso y consumo interno del cereal más completo del mundo.

En comparación al consumo de papa, el de quinua es pequeño, pues el boliviano come al año un promedio 92 kilos del tubérculo, según datos del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF).

Bolivia es el principal productor de quinua en el mundo, y el único en producir el grano real. La producción alcanzó en 2012 a 70 mil Toneladas métricas (Tm), lo que representó 79.9 millones de dólares en exportaciones.

Durante el "II Conversatorio Complejo Quinua-Camélidos, Medioambiente" realizado en la ciudad de Potosí, el industrial e investigador Cesín Curí, científico del Centro de Promoción de Tecnologías Sostenibles (CPTS) y técnico de la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), responsabilizó al alto precio de la quinua, como la principal restricción para el consumo interno del grano en el país.

"No hay duda de que el precio es una de las restricciones más serias para el consumo interno, y no hablo del autoconsumo porque finalmente el productor siempre puede reservarse su quinuita para el autoconsumo familiar, sino hablo del consumo masivo en Bolivia, donde la gente dice: no puedo comprar un kilo de buena quinua porque cuesta entre 50 a 60 bolivianos ó 300 gramos, 20 bolivianos. Puede haber de menos precio, pero viene con grano menudo de tercera", afirmó.

Curí pidió racionalidad al momento de analizar la problemática de la quinua, porque más allá de estar o no de acuerdo, dijo que el mercado determina los precios, y los productores por muy bolivianos que sean, tratarán de vender al que mejor pague por su producto. Esto, en una coyuntura muy favorable, luego de que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), declarara al 2013, el Año Internacional de la Quinua.

"¿Si ustedes tienen dos toneladas de quinua, van a ir a regalar su quinua al mercado, lo va hacer un productor racionalmente?, ¿a qué santo va perder plata el productor para que en Bolivia se consuma la quinua? no señor, el productor va tratar de vender al más alto precio su quinua, y sí para llevarse la quinua incluso con certificación orgánica y que está destinada a alguna empresa de beneficiado, viene el extranjero y le pone (al productor) 20 bolivianos más por quintal, el quinuero le venderá su quinua a él, y esa es la realidad", manifestó.

Según Curi, sólo se podrá disminuir el precio de la quinua, produciendo de manera masiva, pues mientras haya una demanda excesiva que supere a la capacidad de oferta, el precio seguirá de subida.

"En la última reunión que se tuvo con productores asociados de quinua, ellos decidieron que el precio de la quinua debe llegar a 1.500 bolivianos por quintal porque hay demanda, y hay tipos dispuestos a pagar", aseguró en el auditorio de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad Autónoma Tomás Frías (UATF) de Potosí.

A su turno, el agrónomo e investigador de la Universidad Técnica de Oruro (UTO), Jesús Cárdenas afirmó que el principal problema para que el boliviano no consuma quinua en una cantidad más aceptable, responde más a un problema de hábitos alimenticios que al mismo precio.

"¿Cómo se aumenta el consumo de la quinua?, se hizo estudios de cuánto se consume, pero no nos preguntamos ¿por qué no se consume? El precio es cierto, influye, al escuchar que el quintal cuesta 1.200 bolivianos, sí se tiene 20 hectáreas estamos hablando fácilmente de más de 20.000 bolivianos, ¿pero cuántos de aquí no pensamos en comer un ají de lengua, un chicharrón, en el caso de Potosí una kalapurca, nadie dice una sopa de quinua o un asado de carne de llama", cuestionó.

El co-autor del estudio "Degradación de suelos en el Altiplano Sur. Mitos y realidades", dijo que la situación de preferencias alimenticias es aún más preocupante entre la juventud boliviana, altamente consumista de salchipapas, hamburguesas, pollos a la broaster, pollos al spiedo y otras comidas rápidas.

"Hay que trabajar mucho en eso para introducir la quinua en nuestra dieta familiar. Pero también en mejorar el control social para hacer sostenible la producción de la quinua porque ahí están las normas comunales de cómo se debe controlar el tema de los residentes porque al residente que siembra por celular y que no vive en la comunidad, no le interesa lo que pasará con el suelo, sino recibir el dinero", afirmó.

El técnico del CIPCA, Freddy Villagomez en su presentación "Mercados Globales y Dinámicas Productivas Agrícolas: impactos y respuestas", afirmó que durante la campaña agrícola de la quinua 2011-2012, la producción alcanzó a 50.566 Tm, lo que significó un incremento del 32.17% respecto a la campaña anterior, mientras que la superficie cultivada llegó a 96.544 hectáreas (has), 49.01% más que en el periodo anterior.

Del total de esa producción dijo que el 52% se fue para la exportación, el 24% para el consumo interno, y el otro 24% es la producción excedentaria. Algunos investigadores consideran que ese excedente sale de contrabando del país con destino a Perú y Chile.

La alta demanda de la quinua y los expectables precios en el mercado internacional, según Villagomez, no solo generan beneficios económicos a corto plazo a los productores, sino también, conflictos y tensiones en las zonas productoras.

Los conflictos se dan entre la producción del monocultivo y la diversificación productiva, los efectos ambientales versus la agricultura sostenible, la tensión entre lo colectivo y lo individual. A mayor ingreso, mejores condiciones de vida y compra de tecnología frente a una diferenciación social más marcada con el resto de los productores.

En conversatorio fue organizado por el CIPCA con el apoyo de la UATF, en el que también participaron los investigadores David Soraide de la Universidad Autónoma Tomás Frías; el industrial Cesín Curí del Centro de Promoción de Tecnologías Sostenibles (CPTS) y la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), y Félix Mamani de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).

Fuente: PIEB

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