Bolivia avanza con proyecto para tener un segundo satélite de comunicaciones
El Gobierno de Bolivia dará prioridad a un proyecto para tener un segundo satélite de telecomunicaciones en un mediano plazo y difirió sin fecha el plan que ya tenía avanzado para poner en órbita uno de prospección, debido a los recortes de ingresos provocados por la caída del precio de los hidrocarburos.
El Gobierno de Bolivia dará prioridad a un proyecto para tener un segundo satélite de telecomunicaciones en un mediano plazo y difirió sin fecha el plan que ya tenía avanzado para poner en órbita uno de prospección, debido a los recortes de ingresos provocados por la caída del precio de los hidrocarburos.
Así lo explicó en una entrevista con Efe el director de la Agencia Boliviana Espacial (ABE), Iván Zambrana, a propósito del tercer aniversario de la puesta en órbita del satélite de telecomunicaciones Túpac Katari 1 (TKSAT-1), que se recuerda mañana.
El TKSAT-1 fue lanzado desde una estación china el 20 de diciembre de 2013, inició sus servicios en abril de 2014 y hasta el momento su capacidad está ocupada en un 70 %, indicó Zambrana.
"Pensamos que en un año más estaremos sobre el 80 u 85 %, que casi es el límite físico comercial de ocupación de un satélite (...) Pero no hemos terminado de cumplir con los objetivos que nos han llevado a lanzarlo, que es hacer que todos los bolivianos tengan los servicios de comunicaciones", indicó.
Según el director de la ABE, un 50 % de la población boliviana aún no tiene acceso al internet, la mayoría en las áreas rurales, y la mejor tecnología para conectar a esa gente en un plazo razonable es la satelital.
"Eso nos hace pensar que necesitamos un segundo satélite. Y ese segundo satélite, que también se va a pagar solo en su tiempo de vida, constituye un proyecto altamente viable. Con ese criterio hemos empezado a trabajar ese proyecto", manifestó.
El diseño y construcción del segundo satélite, que se llamará Túpac Katari 2 (TKSAT-2), tomará al menos unos tres años, por lo que se espera que sea puesto en órbita en 2020 o 2021.
Bolivia aún no ha definido con qué país trabajará en este segundo proyecto, que aún está en una fase preliminar.
Lo que sí tiene claro es que "tiene que costarnos un poco menos que el primero, especialmente porque ya tenemos elementos que no necesitamos comprar de nuevo, como las estaciones terrenas", precisó el director de la ABE.
Según Zambrana, el único negocio espacial rentable y que da dinero directamente son las telecomunicaciones, y ese es el otro motivo por el que se optó por avanzar con este proyecto y dejar en pausa el del satélite Bartolina Sisa, de observación y prospección.
Ese satélite estaba pensado para apoyar las tareas de prospección y gestión de recursos naturales, vigilar proyectos agrícolas y fortalecer la búsqueda de recursos hídricos.
Los beneficios de un satélite de prospección son indirectos y, a diferencia del de telecomunicaciones, "no hay un retorno financiero inmediato de esa inversión", explicó el funcionario.
"Y como hemos sufrido una disminución de nuestro ingreso por el negocio de los hidrocarburos, ha habido una revisión de los proyectos estatales de inversión y se han priorizado otros proyectos y ese proyecto (el del satélite de prospección) por ahora esta diferido sin una fecha exacta", agregó.
Por contra, un satélite de telecomunicaciones prácticamente "se paga solo", insistió.
El TKSAT-1 fue construido en China por la Corporación Industrial Gran Muralla con un coste de 300 millones de dólares, financiados en un 85 % con un crédito del Banco de Desarrollo de China y el 15 % restante es aporte del Estado boliviano.
El satélite es operado desde dos estaciones de control en las regiones bolivianas de La Paz y Santa Cruz por personal civil y militar que recibió formación especializada en el país asiático.
Los principales clientes de la ABE son la estatal Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) y las telefónicas privadas Viva y Tigo, además de otras instituciones como la Aduana y el Servicio General de Identificación Personal.
En su primer año en funcionamiento, el TKSAT-1 generó ingresos por 7 millones de dólares; en 2015 fueron 19 millones y este año superará los 25 millones.
Zambrana señaló que el proyecto no fue pensado para generar mucho dinero, pero sí para que cubra sus costos y garantice la "continuidad de la actividad de las telecomunicaciones por satélite en el tiempo", algo que al menos hasta el momento viene cumpliendo.
Además de Bolivia, otros países suramericanos que cuentan con satélites de comunicaciones son Argentina, Brasil y Venezuela, que también tienen satélites de observación de la Tierra.
Chile y Perú tienen satélites de observación.
Zambrana destacó que "haya despertado la actividad espacial en Suramérica porque no se puede prescindir de esa tecnología que cada vez tiene aplicaciones prácticas muy beneficiosas para los pueblos".
A su juicio, el hecho de que en Suramérica se esté asimilando la tecnología espacial da pie a pensar que en el futuro se pueda contar con una agencia regional como la europea. EFE