El uso de tapabocas, el desastroso problema que limitaría las comunicaciones interpersonales
Con los barbijos se pueden presentar dificultades en la comunicación e interlocución en entornos tanto laborales como de aprendizaje, familiares y sociales, entre otros.
Con los barbijos se pueden presentar dificultades en la comunicación e interlocución en entornos tanto laborales como de aprendizaje, familiares y sociales, entre otros.
Las partes media e inferior de la cara, que según distintos estudios permiten reconocer una expresión neutra, complementar alguna información del mensaje o identificar emociones de felicidad, como la sonrisa, son las que más se cubren con el tapabocas.
Así lo destaca el fonoaudiólogo Oswal Martínez Moreno, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien advierte que "el uso cotidiano y necesario de estas mascarillas dificulta el reconocimiento de las expresiones faciales, reduce el volumen de las palabras pronunciadas y genera sobreesfuerzos para hablar, entre otros efectos, especialmente en personas que padecen alguna discapacidad auditiva".
Cuando las personas se comunican utilizan información auditiva, visual y gestual, acompañada de expresiones faciales que a su vez ayudan a darle significado a lo que intentan decir o hacer. Sin embargo, con los barbijos se pueden presentar dificultades en la comunicación e interlocución en entornos tanto laborales como de aprendizaje, familiares y sociales, entre otros.
El especialista indicó que "cuando nos ponemos un tapabocas, normalmente este elimina los roles de la cara media e inferior afectando parte de la expresión de las emociones e interfiriendo en la comunicación y en la forma de interactuar con las personas".
Por lo general los tapabocas, mascarillas o barbijos están hechos de tela, papel o plástico, se colocan cubriendo nariz y boca y se usan para prevenir la transmisión de enfermedades por vía aérea y el contacto con sustancias como químicos y aerosoles. En la pandemia su uso es vital para prevenir el contagio.
Afectación auditiva
El tapabocas funciona como una barrera que impide que la onda sonora se propague adecuadamente, reduciendo entre 3 y 5 decibeles (dB) y con los tapabocas N95 hasta 12 dB. "Esta situación se hace más grave en espacios ruidosos como parques, restaurantes o bares, donde el uso de la mascarilla y el distanciamiento social elevan dichos rangos".
Ante estas limitantes de una herramienta que es vital para el manejo y la mitigación del COVID-19, el especialista recomienda estar más atentos a los movimientos de la parte superior de la cara, utilizar el lenguaje corporal, movimientos de manos y brazos, , pronunciar mejor y más lento, mirar al interlocutor a los ojos y fijarse más en los gestos de movimiento, y tratar de repetir en vez de gritar.