Mitos y verdades sobre la inmunización contra la COVID-19
La ciencia ha respondido rápidamente a la necesidad de una vacuna; pese a esto, muchas personas siguen dudando sobre su efectividad y los efectos que representa.
La ciencia ha respondido rápidamente a la necesidad de una vacuna; pese a esto, muchas personas siguen dudando sobre su efectividad y los efectos que representa.
La ciencia respondió rápidamente a la necesidad de una vacuna contra la COVID-19, en diciembre de 2020 inició el proceso de inmunización; pese a esto, muchas personas en el mundo siguen cuestionando la efectividad de la vacuna y los efectos que representa.
El rápido desarrollo de las vacunas ha generado temor y desconfianza en algunas personas. A continuación, revisaremos los principales mitos y verdades que circulan actualmente y que podrían hacer que algunas personas tengan dudas de esta temática.
1. Una vez reciba la vacuna, podré dejar de usar tapabocas. FALSO
Las personas que se vacunen deberán continuar aplicando todas las medidas de protección, como el uso del tapabocas y el distanciamiento social, hasta que haya una nueva recomendación al respecto. Es importante comprender que la protección que se obtiene con la vacuna no es inmediata, sino que conlleva tiempo.
Además, la vacuna no impide que el virus entre en el cuerpo, solo evita que una enfermedad moderada o severa se produzca luego de su contagio.
2. Vacunarse contra la COVID-19 me magnetiza. FALSO
Vacunarse contra la COVID-19 no lo magnetiza, ni siquiera en la zona donde va la vacuna, que suele ser el brazo. Las vacunas contra este virus no contienen ingredientes que puedan producir un campo electromagnético en la zona de la inyección. De hecho, ninguna de las vacunas contra el coronavirus contienen metales.
3. Si recibo la vacuna, me enfermaré con la enfermedad de la COVID-19. VERDADERO
Las vacunas protegen al organismo de enfermedades futuras y potencialmente peligrosas enseñándole al sistema inmune a identificar y luchar contra los invasores. Lo mismo ocurre con las vacunas que se desarrollaron contra la COVID-19.
Si bien es cierto que las vacunas pueden causar efectos secundarios, éstos en su mayoría son leves y reflejan la respuesta del cuerpo a la vacuna; teniendo en cuenta que en algunos casos la afección puede ser severa, dejar secuelas a largo plazo e incluso provocar la muerte.
4. Las vacunas contra la COVID-19 cambian o modifican mi ADN. FALSO
Las vacunas contra la COVID-19 no modifican ni interactúan con el ADN de ningún modo. Tanto las vacunas ARNm como las de vectores virales contra el coronavirus les dan instrucciones (material genético) a nuestras células para que comiencen a generar protección contra el virus. Sin embargo, el material nunca ingresa al núcleo de la célula, que es donde se encuentra nuestro ADN.
5. La vacuna se desarrolló muy rápido, no es seguro aplicarla. FALSO
El coronavirus está relacionado con el SARS y el MERS. Los investigadores se han dedicado durante años a estudiar vacunas para estos virus relacionados, de modo que las investigaciones actuales no empezaron de cero.
Dada la emergencia sanitaria a nivel mundial, el desarrollo de la vacuna ha tenido una inversión económica millonaria y un gran esfuerzo por parte de la comunidad científica. Por esto, la vacuna ha demostrado ser segura y eficaz en ensayos clínicos en Fase 3.