China aprueba la primera vacuna inhalada contra la COVID-19
Según pruebas iniciales, la vacuna inhalada puede reactivar la protección de aquellos que hayan recibido la inmunización.
Según pruebas iniciales, la vacuna inhalada puede reactivar la protección de aquellos que hayan recibido la inmunización.
Después de pasar más de dos años de pandemia que colapsó los sistemas de salud del mundo entero, siguen saliendo a la luz tratamientos y vacunas que ayudan a combatir y prevenir la enfermedad por la COVID-19.
Una de ellas fue China, que se convirtió en el primer país en aprobar una vacuna inhalada contra la SARS-CoV-2, con el fin de eliminar las agujas en el país y así evitar la propagación por la enfermedad y posibles olas de contagio.
Según pruebas iniciales, la vacuna inhalada puede reactivar la protección de aquellos que hayan recibido la inmunización.
Convidencia Air es el producto producido por CanSino Biologics, compañía desarrolladora, que al ser inhalado por la boca, las pequeñas partículas de la vacuna proporcionan buena protección con apenas una sola atomización. La dosis solo deberá ser inhalada para uso de emergencia como vacuna de refuerzo, y deberá enfrentarse a una "competencia feroz" a nivel nacional, donde hasta el momento nueve vacunas han recibido autorización.
Este producto contiene ingredientes parecidos a la vacuna inyectada y además, usa un adenovirus inofensivo con el código genético que le enseña al cuerpo a combatir la enfermedad.
Según los expertos, estas vacunas podrían proporcionar mayor protección a las superficies mucosas de la nariz y de las vías respiratorias, "inmunidad humoral, celular y de las mucosas", que es por donde usualmente ingresa el coronavirus al cuerpo.
Se espera que estas vacunas no inyectadas, que se administran en forma de gotas, aerosoles o tabletas en la boca y la nariz, también puedan evitar que la infección se propague de persona a persona, algo que ha sido cuestionado en las vacunas inyectadas tras la aparición de nuevas variantes del virus.
Equipos e investigadores del Reino Unido y Estados Unidos, también intentan desarrollar una vacuna nasal.