Las propiedades de la leche materna evitarían la muerte súbita del bebé tras nacer. Foto: Pixabay
El ácido graso proveniente de la leche materna es esencial para que el corazón del neonato cargue la energía que necesita para funcionar correctamente y asegurar la supervivencia tras el parto.
Lo ha comprobado en una investigación realizada en ratones un equipo multidisciplinar liderado por investigadoras del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares español, y los resultados del trabajo se publican en la revista Nature.
Se trata de ácido graso "omega-6 g-linolénico" (GLA) que es proporcionado al bebé a través de la leche materna (o de las leches artificiales o "de fórmula") y cuando es detectado por el organismo se ponen en marcha los mecanismos necesarios para asegurar los aportes energéticos que necesita el corazón e iniciar el latido cardíaco en el ambiente extrauterino.
El CNIC ha explicado en una nota de prensa difundida hoy que el ácido graso "omega-6 g-linolénico" presente en la leche materna es el encargado de unirse a la proteína celular llamada "Receptor X de Retinoide" (RXR).
Esta proteína actúa como sensor nutricional de lípidos y derivados de la vitamina A, alterando la expresión génica e influyendo funciones biológicas tan importantes como la inmunidad, la diferenciación celular o el metabolismo.
Cuando esta proteína detecta ese ácido graso materno pone en marcha programas genéticos que equipan a la mitocondria, considerada "la central energética de las células", con las proteínas necesarias para comenzar a consumir lípidos, la fuente principal de energía en el corazón maduro.
Amplias propiedades terapéuticas
Los resultados podrían tener vastas implicaciones terapéuticas en patologías cardiovasculares donde existan disfunciones mitocondriales y metabólicas, así como enfermedades relacionadas con alteraciones de procesos madurativos tras el nacimiento, precisó la doctora Mercedes Ricote, jefa del Grupo de Señalización de los Receptores Nucleares del CNIC y que ha liderado la investigación.
Los investigadores comprobaron en ratones que tanto la ausencia de RXR en el corazón, como la falta del ácido graso omega-6 GLA en la leche materna, impiden que las mitocondrias produzcan energía correctamente, lo que conduce a un fallo cardíaco severo que acaba provocando la muerte a las 24-48 horas después del nacimiento.